Eduardo Madina (Fuente: juliomedem.org)
La música de Mikel Laboa interpretada por la Joven Orquesta de Euskal Herría y el Orfeón Donostiarra, junto al sonido de los choques de la piel de la pelota contra la piedra, se disponen para crear una situación auditiva que se debate entre la épica y los ruidos propios de una suerte de abstracto espacio belicista (disparos, golpes, gritos, chirridos o la simple reescritura de las fuerzas antagónicas en forma de diagrama de decibelios). El uso de los recursos musicales y sonoros es, no obstante, bien discriminado en relación al auge dramático de cada una de las secuencias. Entre las entrevistas realizadas por Ione Hernández, Maider Oleaga y el propio Medem, se intercalan fragmentos que ilustran tanto un collage de la cultura milenaria vasca, como un vuelo de halcón sobre los parajes de la comunidad. Las imágenes de archivo- procedentes de la Filmoteca Vasca, documentales como “Around the world with Orson Welles", “La transición en Euskadi” (Koldo San Sebastián) o “Pelotari” (Jorge Lenth); y de films como “Vacas” (Julio Medem) o “Días contados” (Imanol Uribe)- hacen las veces de transiciones entre las subtemáticas de las entrevistas; función que también cumplen las imágenes aéreas del fallecido Iñaqui Pegui.
Daniel Múgica (Fuente: juliomedem.org)
Es sin duda el montaje de las intervenciones de los entrevistados el que ha dado pie a la crítica y discusión que ponen en duda la honradez del proyecto del director donostiarra. Se le ha acusado de una parcialidad a favor del nacionalismo moderado que se haría patente en los cortes y saltos de unas entrevistas a otras. No obstante, las personalidades cuestionadas, lejos de ser todos ellos simpatizantes independentistas, constituyen un entramado de voces: una dicotomía de opiniones y apreciaciones complementarias. En el fondo, lo que se establece es un polifacético diálogo indirectamente directo que en la realidad sería difícilmente reproducible en un mismo enclave físico. Medem aprovecha ese “acercamiento” de ítems que permite lo audiovisual para aunar visiones que van desde el antinacionalismo-centralista (encarnado en el documental por personalidades como Felipe González o Peces-Barbas) hasta el espíritu de autodeterminación y defensa del área étnico-geográfica de Euskalherria (Iulen de Madariaga, Arnaldo Otegi o los testimonios de familiares de presos). Es, de esta forma, la apuesta por el diálogo y el acercamiento de las posiciones polarizadas el mensaje más claro que Medem nos quiere hacer llegar por bocas de otros. Del mismo modo, alegra observar la ausencia en el metraje de cualquier referencia defensiva a la actividad de Euskadi Ta Askatasuna; lo que es más, se condena su existencia y actuación por parte de cualquiera de los “pelotaris” entrevistados que la mencionan.
Recomendable su visualización, “Pelota vasca: la piel contra la piedra” no deja, sin embargo, de desprender cierta desconfianza en lo que al empleo de las citas de las respuestas se refiere; aunque no hay que olvidar que el bruto de los casi 100 coloquios se acercaba a las 8 horas. Pese a todo, no deja de ser un trabajo documental interesante al que lo único que se le podría recriminar técnicamente sería cierta pobreza artística sustentada únicamente en encuadres exteriores o anticlímax a base de vídeos de archivo.
Fermín Muguruza y Julio Medem (Fuente: juliomedem.org)